El apóstol Juan, abordando la necesidad de proporcionar apoyo y hospitalidad a los maestros visitantes en la iglesia primitiva, escribió,
"Amado, es una cosa fiel lo que haces en todos tus esfuerzos por estos hermanos, extraños como son, que dieron testimonio de tu amor ante la iglesia. Harás bien en enviarlos en su viaje de una manera digna de Dios. Pues han salido por el bien del nombre, sin aceptar nada de los gentiles. Por eso debemos apoyar a personas como éstas, para que seamos colaboradores de la verdad."
Ahora, como entonces, el mundo incrédulo no apoya, e incluso es cada vez más hostil, a los ministerios que tratan de ser bíblicamente fieles y no están dispuestos a comprometer sus convicciones. La sociedad secular no tolera los ministerios que intentan vivir su vocación divina de ser sal y luz.
Por eso necesitamos el apoyo de la comunidad evangélica. No todos podemos ir a servir a la iglesia global de Cristo; sin embargo, es raro que alguien no pueda dar. Y la Escritura promete que cuando lo haces, te conviertes en "colaborador de la verdad".